Talan miles de árboles muertos en el pinar de Guardamar

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La Generalitat ha comenzado la eliminación de miles de pinos muertos del histórico bosque de pinos de Guardamar, que se extiende por casi 600 hectáreas desde La Marina de Elche hasta el norte de Torrevieja.

Este bosque, originalmente plantado hace un siglo para combatir las dunas avanzadas, se ha visto gravemente afectado por la sequía extrema y una plaga de pinos, con el 30-40% de sus árboles ahora irreversiblemente secos, según el grupo ecologista Amigos de los Humedales del Sur de Alicante (AHSA).

Operaciones de tala a gran escala en curso

El personal forestal ha comenzado a talar los árboles secos en las laderas sur de Moncayo, entre la antigua casa forestal cerca de la rotonda de la carretera de Los Montesinos y el paseo peatonal a lo largo de la N-332. Se está utilizando maquinaria pesada para arrancar y triturar los árboles más pequeños, mientras que los troncos más grandes se dejan en su lugar. El resultado es un paisaje árido y desolado, muy visible desde la carretera N-332.

Las áreas más afectadas son las más expuestas a los fuertes vientos del oeste y la intensa luz solar, donde los niveles de humedad son más bajos. En cambio, los árboles ubicados en depresiones de dunas o a lo largo del borde costero, donde se benefician de la humedad marina, han tenido una mejor suerte.

Un futuro incierto para el bosque

El Ministerio de Medio Ambiente de la Comunidad Valenciana, que opera un vivero y otras instalaciones en Guardamar, aún no ha especificado el alcance de los trabajos de tala ni qué planes de reforestación seguirán. Sin embargo, los expertos sugieren que los pinos ya no son una opción viable para replantar.

En octubre de 2024, el gobierno regional asignó 700.000 € en fondos de emergencia para combatir la plaga de pinos en la Comunidad Valenciana. La Generalitat, junto con los gobiernos regionales de Andalucía y Murcia, también ha buscado financiamiento europeo para ampliar los esfuerzos de intervención, ya que el problema va más allá de Alicante.

El cambio climático ha llevado a temperaturas más altas y una sequía extrema, alterando drásticamente el paisaje.

Una situación que empeora

Según el presidente de AHSA, Sergio Arroyo, los estudios realizados en 2017 y 2019 ya advirtieron que el 27% del bosque de pinos de Guardamar estaba muerto, mientras que el 51% mostraba signos graves de declive. Un plan de restauración de 900.000 €, financiado por la Generalitat con ayuda europea, se lanzó en 2020 para eliminar los árboles muertos y replantar el área con 95.000 nuevos pinos, junto con arbustos y árboles autóctonos. Sin embargo, los grupos ecologistas afirman que, aunque muchos árboles enfermos fueron eliminados, los esfuerzos de reforestación nunca se materializaron.

A diferencia de 2020—cuando los residentes locales y los partidos de la oposición criticaron fuertemente el plan de eliminación de árboles—la intervención actual ha recibido poca resistencia pública, ya que la magnitud de la mortalidad de los árboles ahora es evidente.

Un clima cambiante y un futuro incierto

Los expertos advierten que las condiciones ambientales históricas que permitieron que los pinos prosperaran en esta región ya no existen. El cambio climático ha provocado temperaturas más altas y una sequía extrema, alterando drásticamente el paisaje. Los registros históricos describen las dunas como suelos húmedos, incluso estancados, debido a las aportaciones del río Segura, que ya no llega a esta área.

«Si replantamos con pinos, no sobrevivirán», dice Arroyo. «Necesitarían riego, y eso simplemente no va a suceder.»

El mismo patrón devastador se está repitiendo en otras partes de Alicante, con miles de pinos muertos en Sierra Escalona, Sierra de Orihuela y Sierra de Callosa—aunque aún no en la escala vista en Guardamar.

En un futuro más cercano, el municipio de Guardamar del Segura ha anunciado la eliminación de 150 árboles muertos del Parque Reina Sofía, que abarca algo más de cinco hectáreas. El alcalde José Luis Sáez confirmó que las plantaciones de reemplazo se centrarán en especies autóctonas resistentes a la sequía, como enebros, sabinas, encinas kermes y lentiscos.

Con los esfuerzos de reforestación aún inciertos, una cosa está clara: el histórico bosque de pinos de Guardamar nunca será el mismo.

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