Un funcionario de Orihuela comparece ante los tribunales por un supuesto escándalo de chatarra

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El funcionario del consejo detrás de la presunta venta ilegal de chatarra municipal en Orihuela está previsto que testifique en el tribunal el 18 de marzo, tras el aplazamiento de su audiencia inicial programada para el 18 de diciembre.

El acusado, un empleado municipal, está siendo investigado por un presunto delito de malversación y comparecerá ante el Primer Juzgado de Instrucción a las 10:15 a.m.

El testimonio se retrasó inicialmente porque el fiscal asignado al caso no estaba disponible en ese momento, lo que provocó la reprogramación de la audiencia.

El Ayuntamiento de Orihuela se ha sumado al caso como parte acusadora, considerándose a sí mismo como víctima de la presunta malversación. Varios otros funcionarios municipales ya han prestado testimonio ante el tribunal, pero a diferencia del principal sospechoso, lo hicieron como testigos. Algunos de estos testigos ya habían proporcionado declaraciones durante la investigación policial y, según el Ayuntamiento, han reafirmado sus relatos anteriores.

La controversia en torno a la venta ilegal de chatarra surgió poco antes de las últimas elecciones municipales. En ese momento, el partido de la oposición, el Partido Popular (PP), acusó a la administración local de realizar ventas no autorizadas de materiales de chatarra recolectados de áreas públicas. Estos materiales se almacenaban en un depósito municipal en la carretera Molins, cerca de la estación central de policía, antes de ser presuntamente vendidos a empresas privadas de recuperación de chatarra.

Ver también: Las raras esculturas de Orihuela terminan en un chatarrero

Para respaldar sus afirmaciones, el PP presentó pruebas en video que muestran un camión municipal transportando esculturas en forma de palmeras a una empresa en el polígono industrial Puente Alto. Estas esculturas, cinco en total, adornaban anteriormente el Rincón Hernandiano, la plaza alrededor de la Casa-Museo Miguel Hernández. Fueron originalmente un regalo de la Fundación CAM en 2008, conmemorando el aniversario de la muerte del poeta Miguel Hernández.

Las esculturas habían sido retiradas de la exhibición pública debido al vandalismo y se colocaron en almacenamiento municipal, donde permanecieron a pesar de su importante valor artístico y económico. El depósito también contenía otros objetos valiosos, incluidos un cañón, un ancla de la Plaza del Carmen y un monolito en honor al dictador Francisco Franco, que fue retirado de la Glorieta tras las protestas públicas.

La Policía Nacional llevó a cabo una investigación sobre las ventas ilícitas de chatarra, descubriendo que las esculturas, creadas por la prestigiosa firma murciana Muher, estaban valoradas en 50,000 euros cada una, lo que totalizaba 250,000 euros. Sin embargo, los trabajadores que las transportaron al chatarrero en Puente Alto supuestamente recibieron solo 940,40 euros a cambio.

Durante la investigación, las autoridades revisaron los registros de acceso al almacén municipal y descubrieron mensajes entre la exalcaldesa Carolina Gracia (PSOE), la entonces concejala de Recursos Humanos Luisa Boné (Cs) y un empleado del Departamento de Infraestructuras, quien afirmó no tener autoridad para proporcionar información a la policía.

Ver también: Empleados del Ayuntamiento de Orihuela en fraude de chatarra

La antigua administración PSOE-Cs expresó sorpresa ante las acusaciones, afirmando que cooperaron plenamente con la investigación y apoyarían cualquier acción legal necesaria para descubrir la verdad. Incluso se comprometieron a comparecer como víctimas si el caso llegaba a juicio.

Se extendieron más sospechas hacia otro depósito municipal en la costa. El concejal del PP, Víctor Valverde, después de que su partido recuperara el control del gobierno municipal en junio de 2023, afirmó que más chatarra había sido trasladada de este sitio costero a empresas en Almoradí y Los Montesinos. Sin embargo, la policía no encontró pruebas concluyentes que respaldaran estas afirmaciones.

Sin embargo, las investigaciones policiales revelaron que parte de los ingresos de las ventas presuntamente ilegales de chatarra se utilizaron para pagar comidas a los trabajadores municipales en restaurantes locales. Además, los testigos indicaron que también se utilizaron fondos para comprar unidades de aire acondicionado y televisores en dos empresas locales, que luego fueron instalados en oficinas municipales utilizadas por los trabajadores de servicios.

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