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Se requirió una presencia policial significativa para gestionar una marcha de protesta en Guardamar del Segura la mañana del miércoles, cuando decenas de migrantes, descontentos con sus condiciones actuales, salieron a las calles. Gritando «este país no es bueno» y deteniendo brevemente el tráfico, los manifestantes se reunieron frente al Ayuntamiento para exigir oportunidades de empleo y un mejor alojamiento. La manifestación improvisada suscitó fuertes reacciones entre los residentes locales.
La protesta, liderada por migrantes alojados en Guardamar durante varios meses, interrumpió la rutina diaria del municipio de Alicante. El grupo marchó desde su residencia temporal en el antiguo colegio de los Hermanos Maristas hasta el Ayuntamiento, expresando su frustración por las condiciones de vida y la falta de oportunidades laborales. Los testigos informaron que los manifestantes obligaron a los vehículos a detenerse mientras gritaban varios lemas, para sorpresa de los transeúntes.
En respuesta a la manifestación, tanto la policía local como la Guardia Civil enviaron rápidamente unidades de patrullas para gestionar la multitud y evitar más disturbios. Las autoridades ya habían intervenido la noche anterior tras un altercado en el complejo de alojamiento temporal de los migrantes, donde las tensiones se habían incrementado.
Esta protesta es la última de una serie de incidentes relacionados con la presencia de migrantes en Guardamar. En julio del año pasado, el Ayuntamiento instó a la Delegación del Gobierno en la Comunidad Valenciana a tomar medidas decisivas tras los informes sobre el aumento de la violencia que involucraba a algunos individuos del programa de acogida de migrantes en el Hotel Parque Mar.
Un incidente especialmente preocupante ocurrió el 14 de julio, durante las celebraciones por la victoria de España en el Campeonato de Europa. Un grupo de menores recién llegados del norte de África supuestamente agredió a un residente local de 19 años en un pub y acosó a un grupo de chicas. Además, un agente de la policía local de Guardamar fue atacado mientras intentaba realizar un arresto.
En respuesta a estas preocupaciones de seguridad, el gobierno central reubicó a unos 300 expatriados en la antigua escuela de los Maristas, situada en la N332 en las afueras de Guardamar. Sin embargo, el creciente descontento entre los migrantes ha llevado a tensiones continuas, culminando en la protesta del miércoles.
Imágenes cortesía de: Facebook