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Muchos visitantes de España asumen que los horarios de comida tan tarde del país son un reflejo de su estilo de vida relajado mediterráneo, pero la verdadera razón se encuentra en una peculiaridad histórica: los españoles han estado viviendo en la zona horaria equivocada durante más de 70 años.
El país sigue un horario que no coincide exactamente con sus horas naturales de luz, debido a una decisión histórica de alinearse con la Hora Central Europea durante la era de Franco. Este cambio hizo que España estuviera una hora adelantada respecto al horario que seguiría naturalmente su rutina.
Combinado con largas jornadas laborales y una pausa tradicional a mitad del día, el almuerzo a menudo se retrasa hasta la tarde, y la cena sigue tarde por la noche.
Los esfuerzos para devolver a España a su zona horaria natural han generado debate. Los defensores argumentan que mejoraría la salud y la productividad, mientras que los opositores destacan los beneficios de los atardeceres más tardíos, especialmente para el turismo. Para regiones como las Islas Baleares, la luz prolongada atrae a los visitantes que desean disfrutar de inviernos suaves y de las largas noches de verano.
Culturalmente, sin embargo, comer es algo más que solo alimentarse en España: es un evento social. Las cenas, en particular, son ocasiones relajadas que se disfrutan con la familia o los amigos después de un día de trabajo.
El clima también juega un papel importante, especialmente en verano, cuando el calor hace que sea más cómodo cenar después del atardecer.
Con el tiempo, estos hábitos típicamente mediterráneos se han convertido en una parte integral de la vida española, donde la comida tardía simplemente es un reflejo del enfoque relajado y social del país hacia la vida diaria, el producto de una anomalía histórica y un legado que sigue dando forma al ritmo de la vida en todo el país.
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